Exposición “Nuevos centros” de LUCE en 1 Mira Madrid

Exposición “Nuevos centros” de LUCE en 1 Mira Madrid


Del 29/03/25 al 24/05/25


LA ESCALA DE LAS LETRAS

ÁLVARO DE LOS ÁNGELES & SABINA URRACA

Como pasa en muchos aspectos de la vida, también el arte combina acciones pequeñas y hechos trascendentales. Y, a la inversa, acciones mayores que trascienden y afectan su entorno a partir de hechos pequeños y sencillos, definidos por la simplicidad de sus gestos. No hay fórmulas preestablecidas para este equilibrio de fuerzas, porque convergen en su mezcla componentes netamente subjetivos y esto, en la vida pero sobre todo en el arte, es una clave que abre puertas secretas e inicia interpretaciones inesperadas; y que propone, sin casi pretenderlo, un recorrido emocional desde puntos de partida diversos.


Todo en LUCE aspira a hallar este equilibrio fantástico entre el paseo diletante y el encuentro fecundo, entre acciones pequeñas y sucesos remarcables. La ciudad como tablero de juego, con instrucciones abiertas y libres; la sutileza de una palabra o una frase lanzadas al vacío de un muro; el descubrimiento de un espacio que ha dejado de ser útil para el sistema productivo y que es ahora, precisamente por eso, propicio para el devaneo y el estío, o para el escondite; las letras perforadas de una palabra por donde se cuela la luz de un fluorescente o el sol del atardecer y cambia su sentido; su nombre escrito en las farolas de una carretera comarcal a 24 fotogramas por segundo. Acciones pequeñas que consiguen hechos contundentes en nuestras mentes ya amoldadas a los gestos repetitivos de la producción sin fin. Porque sus obras también consiguen que miremos el entorno con otros ojos y otra disposición, y nos fijemos en las gomas elásticas junto a los luminosos de publicidad o veamos los toldos recortados de los comercios cerrados como si ese trozo que les falta completara, ahora sí, la normalidad que andaban evitando.


En Nuevos Centros, LUCE plantea un reto que es una prueba de resistencia entre escalas. Cada una de las letras que conforman el texto Nuevo centro, salvo la “N“, se disponen y ajustan en los tres espacios de la galería. Son parte del luminoso del primer gran centro comercial de Valencia que, con cambios de imagen a lo largo de cuarenta y dos años, ha iluminado como un faro del tardo capitalismo el viejo cauce del río Turia. Su nombre era un deseo del mercado: sacar el comercio del centro de la ciudad y generar otro polo de atracción a través de dos sedes de los principales grandes almacenes del país y una serie de comercios que completaban las dos plantas y el sótano como un fluir tranquilo, un no-quehacer deambulatorio entre restaurantes, cafeterías y espacios para el nuevo ocio, el de ese «capitalismo realista» que nos infectó y ya no nos ha abandonado.


La combinación de diferentes escalas —queda claro nada más observar cualquiera de estas piezas— se establece entre el tamaño de cada una de las letras luminosas, destinadas en un inicio a ser punto de atención desde la distancia y que aquí son órganos desproporcionados en el cuerpo del espacio expositivo, y el texto perforado en sus laterales de hierro. Las frases cortas o las palabras sueltas hacen referencia al edificio como arquitectura, por ejemplo a los colores (o a la ausencia de color) de cada planta de aparcamiento, a su ubicación «fluvial» o a la distribución ociosa de un centro comercial que debe recorrerse.


Pero también a cuestiones personales, como nombrar «el último día del año», una tradición establecida por el artista que duró varios años y cuyos vestigios escritos permanecen en la azotea y se mezclan con el olor dulzón del glutamato disparado por la salida de humos de las hamburgueserías. Y, asimismo, el equilibrio entre la desproporción de los objetos dentro de las salas y de sus mensajes embotellados como un susurro de luz tenue, encuentra su igual en la combinación de pensamientos y sentimientos, más sutiles y emocionales. 


Cada vez que LUCE escribía «LUCE» en las paredes y las puertas metálicas, en las farolas o en ciertos espacios liminares, estaba estableciendo un código de acceso a un universo ofrecido como abierto y público pero necesitado de la mirada privada, personal e intransferible para alcanzar pleno sentido. Porque no hay nada que LUCE haga que no esté buscando la mirada de vuelta, aunque ahora mucho más madura, de quien mira por primera vez y descubre un mundo.


Fuentes fotografías y textos 👉 web 1 Mira Madrid






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