Exposición “Nocturn de l’aigua” de Anna Dot en Bombon Projects

Exposición “Nocturn de l’aigua” de Anna Dot en Bombon Projects


Del 16.11.2023 al 13.01.2024


Texto de Anna Dot

 

Cuando me acerco de día, veo su cuerpo, extremadamente diferente al mío. Le envidio. Se abraza a la tierra de una forma que a mí me resulta imposible. Todo su peso cae encima a la vez que se desplaza, esboza y se lleva a su paso, delicadamente, con constancia y sin prisa, lo que queda por debajo de él. Y todo esto lo veo desde fuera, desde sus bordes inquietos. Mis límites están definidos. Mi piel me separa claramente de lo que está fuera de mí, o eso es lo que me dicen los ojos. Me miro las manos y puedo ver dónde terminan mis dedos. En cambio, miro su cuerpo, busco la línea que le define y no la encuentro. No tiene. No es que su piel sea borrosa, pero se mueve tan rápido, e impregna tanto todo lo que toca, que resulta imposible delimitarla, como lo es también, de indefinible, su vida. No sabemos exactamente cuándo nació. De hecho, por su naturaleza, parece que nunca haya parado de nacer. Como con una película, un libro, una palabra, una canción, o como con la vida misma de cualquier ser vivo, no podemos ver su principio, su vida y su fin de forma simultánea.

 

Hay quien dice que es una persona (1) y hay quien dice que es un ancestro (2). En algunos pueblos le consideran un dios o espíritu (3). También hay quien discrepa de esto y opina que es un recurso o elemento de la Naturaleza. Me acerco de día y claramente le veo vivo. Si es una persona, diría que es mayor, vital y ruidosa. Si es un ancestro, diría que es de los más antiguos y sabios. Si es un recurso, diría que es fundamental para los de mi especie y para todas las demás. Si es un elemento, diría que debe ser uno complejo, hecho de los más primordiales. Miro su cuerpo y veo el cielo, el Sol que se pone, los cantos rodados, los cangrejos de río, las carpas, las algas. Veo zapateros, patinando encima, y sauces mojando las hojas de la punta de sus ramas.

 

Puedo ponerme dentro y entonces soy parte de ella, de esta persona. Ella puede, también, entrar en mí y, al mismo tiempo, seguir estando en muchos otros lugares. Puede estar dentro de mí y dentro de ti y, al mismo tiempo, fuera de ambos y dentro de todos los demás. Si me acerco de día y le miro fijamente, buscándole los ojos, ella me devuelve el reflejo de los míos, de los tuyos –si estás a mi lado-, y me devuelve, también, el reflejo del mundo donde nos encontramos.

 

Por eso, un día me quedé a su lado hasta que oscureció. Así, como mis ojos ya no  veían nada, podía mirarle de otras formas. Las estrellas, pequeños agujeros hacia el Más Allá (4), también parecían intentarlo. Su cuerpo inalcanzable era ahora, como el mío, una mancha negra. No sé si por el cansancio, por la oscuridad, o porque caí en un profundo sueño, de repente me pareció que su voz eran muchas. Una de ellas me explicó que, además de barbos, ranas, tritones y truchas, también viven unos seres invisibles: los demons, capaces de ir entre nuestro mundo y el de los inmortales –algunos de estos últimos, no son mortales porque ya han muerto. No sé cómo lo hacen, pero comunican un borde y otro. Son los mensajeros entre el aquí y el Más Allá y les gusta, sobre todo, habitar los manantiales. Es allí donde los humanos antiguos habían ido a lanzar hechizos escritos sobre placas de plomo para que estos seres intermediarios llevaran a los dioses sus mensajes. Estos objetos se llaman defixio y el autor o autora del hechizo solía leerlo en voz alta (5)…


Fuentes imágenes y textos 👉 Bombon Projects


































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