Exposición “Protractivism” de Alex Giles en la Galería Marimón

Exposición “Protractivism” de Alex Giles en la Galería Marimón


Enero-Febrero 2023


Alex Giles

Manchester (Reino Unido)


Hablando de su trabajo, Giles lo describe como una forma de escapismo inocente y alegre.


En su página web destaca que encontró la manera de transmitir estas sensaciones revisando y recreando recuerdos de las formas y colores táctiles y vibrantes que absorbió durante su infancia. “A través de los años, estos recuerdos se mezclaron en un sueño de larga duración.


Me enseñé a mí mismo a entrar en un estado lúcido y meditativo y comencé a extraer puntos de referencia utilizables”.


Se declara admirador de  artistas como Victor Vasarely, Bridget Riley y Michael Craig-Martin, que han influido de manera determinante en su deseo de pintar con un alto nivel de precisión y destreza técnica.


Una pintura empática


Fernando Gómez de la Cuesta


Es interesante observar como la historia de la pintura se construye a partir de la suma heterogénea de los sucesivos estratos que el devenir de la creación humana y el paso del tiempo van acumulando. Una concentración de capas de información visual que fija lo preexistente mientras filtra hacia la superficie determinados elementos que, en un crecimiento continuo e imparable, provocan que el arte mute, se regenere y crezca. Esas formas y esas ideas -que se desarrollan primero por sedimentación y luego por aplicación de talento- se elaboran a base de que lo anterior sea entendido, asumido y conservado, pero también modificado, amplificado o eliminado en una tarea de desmembramiento que analiza el contenido de cada una de sus partes y lo reubica allí donde puede aportar, donde converge con esa nueva mirada que habilita otras maneras de pintar.


Alex Giles explica que cuando era niño estaba obsesionado con hacer artilugios a partir de aquellos dispositivos que su curiosidad le hacía desmontar, unos mecanismos que luego trataba de (re)ensamblar con un resultado que siempre era algo diferente del original, un proceso muy parecido al que ahora lleva a cabo con su propia pintura. Es por ese motivo que Giles nos habla desde la pulsión y la inquietud, desde la intuición de alguien que se empeña en desarmar las imágenes que le preceden, que se encarga de buscar en los cajones de la historia del arte para encontrar los elementos necesarios que componen el nuevo acervo visual de la contemporaneidad, un léxico que está cambiando nuestra forma de ver, de pensar y por supuesto de crear.


En medio de la vorágine actual, de la desmesura y del exceso, los artistas son los encargados de activar nuestra emoción y nuestra razón para que conectemos con esas imágenes que harán que nuestro entendimiento, que nuestra mirada, se gire hacia otras formas de representar, hacia otros colores y otras maneras de componer, de aplicar el trazo, de entender la línea, de extender el gesto y los campos cromáticos. Una nueva visualidad donde el píxel, la abstracción, lo aleatorio, el plano o el brillo, lo microscópico o la perspectiva satelital, emergen desde la potencia de los interfaces, de la máquina y de los medios digitales que la procuran y la difunden, una concurrencia que acaba produciendo una nueva estética para unos tiempos frenéticos que también son nuevos.

Cuando Lichtenstein decidió transformar el gesto básico y expresivo de la action painting en su célebre escultura Brushstroke (1996) -ubicada en el Patio Nouvel del MNCARS de Madrid- y pasarlo por el filtro sintetizador, limpio y brillante del pop art, anticipaba un camino que la pintura de Giles también transita: aquel que simplifica elementos del pasado reciente para convertirlos en símbolos próximos a los parámetros de esa nueva visualidad icónica y digital de la que hablábamos anteriormente. Giles parte del op art de Vasarely o de Bridget Riley, del pop de Craig- Martin, pero también de recursos del arte geométrico, del expresionismo abstracto y su hard edge para dar forma a una obra de elaborados colores terciarios, de líneas precisas y formas rotundas que fluctúan entre la curva y la recta, entre la composición desinhibida y la cromática sin complejos.


Las obras de Giles no pretenden ser nada más que lo que son: una búsqueda estética que entra en conexión con esa manera de producir imágenes que la actualidad ha ido prodigando, una creación lúdica y bella que trata de ofrecernos el ánimo necesario para seguir adelante en estos tiempos difíciles, extraños y extraordinarios. Unas piezas que también dejan en evidencia las referencias primeras del artista, aquellas que absorbe en su infancia y en su juventud, aquellas que le sitúan entre cómics, dibujos animados, programas de televisión, libros de calcomanías y videojuegos pioneros, que le ubican entre lo retro y lo actual, entre lo singular y lo familiar, colocándolo en medio de toda esa iconografía que se produce en los inicios de un mundo que, en aquel preciso momento, comenzaba a ser digital y global.


Una pintura que busca su inicio en una perspectiva amplia y general para ir concentrándose, para ir acercando su foco, a medida que el artista va profundizando en la serie, aproximándose a lo particular, a lo íntimo, a aquello tan cercano que solo se puede apreciar con un dispositivo macro.


Podemos decir que la pintura táctil y vibrante de Alex Giles trae causa de esa post-painterly abstraction que acuñó Clement Greenberg, bebiendo de fuentes tan trascendentales como Sam Francis, Helen Frankenthaler, Ellsworth Kelly, Morris Louis o Frank Stella. Podemos decir que la pintura de Giles parte de la geometría para introducir lo orgánico, parte del gesto para incorporar la retícula, parte de la línea para enfatizar sus campos de color. Pero sobre todo podemos decir que la pintura empática de Alex Giles sirve, entre otras cosas, para hacernos felices. Y eso no es poco.


Alex Giles


1983, Northumberland, Reino Unido.


Mi objetivo como artista es ofrecer una sensación de escapismo inocente y alegre para el espectador. Encontré una manera de transmitir estas sensaciones revisando y recreando recuerdos de las formas y colores táctiles y vibrantes que absorbí durante mi infancia. A través de los años, estos recuerdos se mezclaron en un sueño de larga duración. Me enseñé a mí mismo a entrar en un estado lúcido y meditativo y comencé a extraer puntos de referencia utilizables. Mi admiración por el trabajo de artistas como Victor Vasarely, Bridget Riley y Michael Craig- Martin influyó fuertemente en mi deseo de pintar con un alto nivel de precisión y destreza técnica.


Ejecutar mis pinturas con todo su potencial requiere un proceso que se divide en dos partes y que es extrañamente contrario a la intuición, en el sentido de que la fase conceptual se centra en una libertad total similar al zen, mientras que la fabricación exige un control absoluto.


En una primera impresión, mis pinturas pueden parecer completamente planas, casi impresas, pero en una inspección más cercana hay

mucha textura para disfrutar, tanto en las formas en capas como en las pinceladas rítmicas.

A medida que mi práctica se ha desarrollado, encontrar el punto de partida se ha vuelto más natural, en el sentido de que construyo una imagen más clara de mi ensueño.


Ciertas formas, temas y combinaciones de colores vuelven ahora a aparecer a medida que madura mi lenguaje visual y mi sentido de identidad como artista. Asimismo, a medida que mejora mi técnica, los límites de lo que es físicamente alcanzable han comenzado a retroceder.


Educación


2002-2006

Universidad de Derby, BA (Hons) Bellas Artes.


Exposiciones individuales


2023


Protractivism, Galería Marimón, Palma.


2022


Dice Troubles, Universal Tomorrow/Ducie St Warehouse, Manchester.


2020


Eye Hurters, White Elephant Gallery, Morecambe.


Grupo


2022


Hard Edge, Circle Culture, Berlín.

Art Central, A Gallery, Hong Kong (Feria). Gallery Weekend, Circle Culture Gallery, Berlín.


2021


Colorea tu alma, Galería Universe, Hangzhou, China. Prima Nova, Circle Culture Gallery, Berlín.


Fuentes textos y fotografías 👉 Web Galería Marimón

















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