CHEMA MADOZ: Sin prisa pero sin pausa

Chema Madoz en la master class
Hace unos días tuve el placer de acudir a una master class del premio nacional de fotografía CHEMA MADOZ, que es sin duda uno de mis fotógrafos favoritos. La experiencia fue en el Museo Es Baluard, aquí en Palma, y sin duda valió la pena. Siempre he pensado que los artistas tienen que hablar, divulgar y ser capaces de llegar con sus palabras al máximo de público posible, en los últimos tiempos estoy absolutamente convencida de que es así. Una master class, una conferencia, una charla, etc., es siempre una oportunidad de descubrir que hay detrás de la imagen, de preguntar todo lo que te preguntas cuando miras la obra de tu autor favorito y quieres saber más, sin duda es también una fantástica ocasión para aprender y no sólo leer; los gestos, los movimientos de las manos, las expresiones, todo el lenguaje no verbal modifica nuestra comprensión de esas palabras que solamente leídas son incompletas. El diálogo artista-espectador debería ser una meta y a la vez la recompensa, es un momento de enriquecimiento propio, para el artista supone un contacto sin duda necesario para seguir evolucionando, para el espectador es la posibilidad de llegar más allá de la comprensión  estética  e intelectual, es el momento de expandir la sensibilidad.
Chema Madoz no me defraudó, desde hace años me gusta y comparto con él su manera de entender el mundo detrás de la cámara, centrándose tan solo en los objetos,  aunque había leído algo nunca había profundizado en sus ideas, creo que entender la gramática de sus imágenes y sentir que hablábamos el mismo lenguaje hacía que no sintiera la necesidad de tener que leer para comprender. El hecho es que escucharlo fue oírlo por primera vez y cosas que probablemente ha dicho mil veces a lo largo de su trayectoria a mi me sonaban totalmente nuevas y vinieron a completar las pocas piezas del puzzle que yo casi había cerrado.
Contó anécdotas, explicó la mecánica de sus fotos, el backstage, habló de su vida de como había llegado a la fotografía y lo hizo con naturalidad consciente de que uno no es sólo artista, sino de que es artista a pesar de todo lo demás.
Centrarse en algo concreto fue uno de sus consejos aprendidos de su propia experiencia, es la manera de crecer, me pareció casi un mantra de vida en un mundo como el actual donde se valora tanto la especialización pero donde la gran mayoría de nosotros hacemos mil cosas y ninguna, hay que estar preparado para múltiples posibilidades. 
No incluyo personas porque me complica depender de otros cuando vienen las ganas de crear, sin duda no puedo estar más de acuerdo, tal vez por eso Madoz  personaliza los objetos, les da una identidad nueva, inapreciable para el resto de los mortales que caminan a un ritmo acelerado por la vida. Chema se toma su tiempo, reflexiona, medita y crea una nueva situación para una simple cuchara con alma de tenedor. 
No utiliza flashes, focos, ni artilugios, sólo luz natural, me encantó cuando dijo que en las clases de fotografía que recibió le explicaban como conseguir la luz natural utilizando luz artificial, entonces decidió que era mejor utilizar simplemente la luz natural, simplemente espera el momento exacto y esta en el lugar oportuno. 
'Llegué de manera casual a la fotografía' comentó y yo pensé que sigue a la caza de ese momento casual, con calma sin prisa como dijo que le gusta trabajar, meditado y tranquilo, dejándose llevar, observando y uniendo conceptos en su mente que luego compone sin más pretensión que, que estén ahí, que seguir estando ahí. Eso es fácil cuando se es Chema Madoz, dirán algunos, lo magnífico de creer en uno mismo es que él ya era así cuando era simplemente Chema.

* Fotografías extraídas de la página web del artista: CHEMA MADOZ

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