A pesar de que este verano Roma esta siendo para los miles
de visitantes, un momento algo "desencantador" por sus numerosas
restauraciones, Roma siempre es una buena opción, es como una fuente inagotable
de sorpresas. Aunque encontrarte en el lugar que con tanta euforia deseabas
llegar y descubrir que no es posible apreciar la monumental Fontana di Trevi o
la iglesia que preside la escalinata en
la Plaza España o la Fontana della Barcaccia del padre de Bernini o el chaflán de la increíble fachada de la iglesia de Borromini San Carlo alle Quattro Fontane donde la parte inferior está negra como el carbón, ya que
pasan diariamente por delante miles de coches y autobuses, hace que a muchos de
sus admiradores les invada una especie de decepción.
Allí, in-situ, se respira un ambiente de desencanto y frustración, todos con el Ooohh!!! en la boca, diciendo que tendrán que volver en otra ocasión aunque más tarde se les pasa, ya que, a cada paso que das, tienen la ocasión de deleitarse con las cientos de obras de arte que hay por toda la ciudad y quedarte tan extasiado como Santa Teresa de Bernini.
Allí, in-situ, se respira un ambiente de desencanto y frustración, todos con el Ooohh!!! en la boca, diciendo que tendrán que volver en otra ocasión aunque más tarde se les pasa, ya que, a cada paso que das, tienen la ocasión de deleitarse con las cientos de obras de arte que hay por toda la ciudad y quedarte tan extasiado como Santa Teresa de Bernini.
Para los que no es su primera vez en Roma, al
llegar ven que todo sigue ahí, en la eterna ciudad, como siempre, en cada viaje
descubren cosas nuevas, que se van asimilando paulatinamente, cosas que antes
no sabían ni que existían y la sensación es cada vez más plena, más completa,
pero con un efecto extraño y contradictorio dentro de uno mismo, te quedas
pensando: "si será algo infinito", porque la mayoría de gente visita lo más
conocido, lo que ha oído hablar o lo que sale en las guías, hasta el punto que
el señor chofer del autobús que pasa cada día por delante, no sepa ni que
existe el templete de Bramante en San Pedro in Montorio. Pero hay mucho más,
hay que rascar, tiene un trasfondo muy amplio que parece ser no acaba nunca,
por eso hay que volver, investigar, admirar, asimilar, siempre se encuentran
cosas "nuevas", es un decir.
Siguiendo por la Vía del Teatro di Marcello tropiezas con
la Basílica San Nicola in Carcere, construida sobre una parte de las ruinas del
Foro Olitorio, en su placa data de 1128 aunque se cree que en siglos anteriores
pudo haber otra, en el subterráneo se puede visitar la cripta y la fachada es
de 1599 obra de Giacomo Della Porta y así cientos de ejemplos se pueden visitar
sin necesidad de hacer largas colas, ya que poca gente se acerca hasta
ellos. Los romanos lo tienen todo
preparado para dejarte perplejo, en un mundo que te transporta al pasado y te
sigue afectando durante días con su jet lag (una especie de borrachera o
síndrome artístico). Eso es parte de la otra Roma y muchísimo más, y si se va
descubriendo poco a poco entras en un bucle infinito que, te lleva de sorpresa
en sorpresa para nuestro propio goce y para empacharse de arte si se quiere,
una maravillosa opción.
* Las fotografías han sido realizadas por Silvia Fau durante su reciente estancia en Roma.
En nuestra 5º visita a la Ciudad Eterna, allá por el mes de Agosto, ( Nunca mas ), resulto decepcionante, no solo por el abandono de la ciudad, también por el tipo de turismo, mal educado. La 6º vez, fue en Noche Buena y supimos encontrar los lugares especiales que en las anteriores no vimos. De todas las forma, lloramos por Roma y su perdida. Otra decadencia del Imperio Romano.
ResponderEliminarUna muy buena pista sobre cuando visitar la ciudad. Supongo que es lo que pasa con las cosas eternas, al final no lo son.
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