Cuando lo privado se hace público. SEGUNDA PARTE

Gustave Courbet. La femme au perroquet. 1866
En el año 2010 un aficionado al arte compró un retrato de pequeño formato por 1400 euros. Se trataba de la cara de una mujer que presentaba su rostro ladeado hacia atrás y la boca entreabierta, con un gesto extasiado. 
Retrato encontrado por aficionado. Supuestamente Joanna Hiffernan retratada por G. Courbet en 1866
En 2012, el comprador del cuadro pensó que podía tratarse de la obra de un maestro, sacó la tela del marco y comprobó que había sido cortada y que parecía proceder de una tela mayor. Luego descubrió en el reverso un sello medio borrado que resultó ser el nombre de un marchante del siglo XIX. Lo siguiente fue intentar descubrir quien era la modelo. Poco después, el anónimo propietario da con una reproducción de otra obra de Courbet, "La femme au perroquet" (Mujer con loro), que se expone en el Metropolitan de Nueva York. Es un retrato de la irlandesa Joanna Hiffernan, amante del pintor James Whistler. 
James Abbott McNeill Whistler (1834-1903)
Joanna Hiffernan era una joven irlandesa modelo y musa de artistas que mantuvo un romance con Whistler y también fue amante de Courbet. La historia de Joanna no fue fácil, provenía de una familia de baja condición social, huérfana de madre a temprana edad y con un padre ausente, ella y su hermana salen adelante y Joanna empieza a modelar para algunos amigos artistas. Conoce a James Whistler y entablan una relación. En la biografía del pintor se la describe de la siguiente manera: "Ella no era solamente guapa. Era inteligente y simpática. Proporcionó a Whistler una compañía de la que él no era capaz de prescindir". Whistler quería casarse con ella pero su familia se negó alegando la dudosa "profesión" de Joanna. Al parecer la auténtica razón de la oposición familiar era la baja categoría social de la que provenía Joanna. Whistler por su parte amaba a Joanna e incluso llegó a discutir con su familia por ella pero nunca se unieron formalmente.
En el año 1866 James Whistler se marcha por siete meses a Valparaiso y Joanna viaja a París donde posa para el cuadro de Courbet "El sueño", Joanna se convierte en la amante de Courbet y al parecer en la modelo de "El origen del mundo"
Gustave Courbet "El hombre desesperado". 1843-45
El comprador del retrato de la mujer extasiada continuó su investigación y encuentra un relato de un amigo de Courbet, Jules Troubat, justamente el que en su día presentó al pintor y Joanna. En ese relato Jules cuenta una visita de Khalil-Bey (primer propietario de "El origen del mundo") donde se habla de la posibilidad de hacer tratos en torno a una serie de cuadros y cuadritos relacionados entre si y diseminados por Europa.
Cada vez más animado, el comprador consulta con Jean-Jacques Fernier, del Instituto Gustave-Courbet, autor del catálogo razonado de la obra del pintor. Éste ordena hacer un análisis del cuadro al Centro de Análisis e Investigación en Arte y Arqueología de París: radiografías, rayos X, espectrometría de infrarrojos. Resultado: “Los pigmentos, la capa marrón de los contornos, la largura de las pinceladas, todo correspondía punto por punto a "El origen del mundo. El experto inscribe el retrato en su catálogo y confirma su teoría de que "El origen del mundoes una obra incompleta.
Y que fue de Joanna. Su relación con Whistler llegará a su fin cuando éste se marcha a Venecia con su nueva amante, sin embargo Joanna se hará cargo del hijo que James había tenido con una criada. Al parecer se casó hacia el año 1881 y se sabe que durante un tiempo vendió algunas de las pertenencias que conservaba de Courbet para poder sobrevivir.
Gustave Courbet. Jo, la bella irlandesa. 1866
En el año 1903 Joanna asistió al entierro de James Whistler para presentar sus respetos. Un amigo común describió así la escena: "Cuando se levantó el velo y vi el cabello ondulado, grueso, aunque ya veteado de gris, supe de inmediato que era Joanna, la Juana de Etretat, "la belle Irlandaise", que Courbet pintó con el pelo maravilloso y un espejo en la mano. Se mantuvo de pie durante mucho tiempo, creo que casi una hora. No pude evitar emocionarme por el sentimiento que mostró hacia su viejo amigo" después de éste acontecimiento no volvemos a saber nada más sobre ella.

Comentarios

  1. Yolanda, antes que nada felicitarla por el presente trabajo. Y aparte comentarle que, aunque algunos 'entendidos' han querido negar que el rostro de "El origen del mundo" corresponda a Joanna Hiffermann -más bien por intereses crematísticos de origen dudoso- las evidencias son tan abrumadoras que sólo es cuestión de tiempo el que la hipótesis que expone y defiende en su artículo, se convierta en anécdota histórica dentro de la bibliografía del mundo del Arte.

    Si lo estima oportuno, la invito a visitar nuestro trabajo
    PINTURA MALAGUEÑA DEL SIGLO XIX /misceláneas/
    en su capítulo núm. 27: "Pulsión sexual de PICASSO"
    donde podrá observar que coincidimos en apreciaciones.

    SALUDOS.

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  2. Gracias por tu interés Gonzalo, y por la aportación bibliográfica que sin duda consultaré.

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    Respuestas
    1. Queriendo dar fé de lo que afirma en su excelente artículo sobre los humildes orígenes de Joanna, he considerado ampliar con "un apunte sobre las modelos" el artículo que le referí en anterior Comentario, en lo que considero justa explicación de los avatares en que se veían envueltas estas jóvenes que -si se desconocen sus privaciones y verdaderss motivaciones- pueden parecer de origen frívolo.

      Le reitero lo que me agrada la redacción de sus artículos, muy bien confeccionados y de alto valor didáctico, desgraciadamente nada frecuentes en la Red. Le agradezco el tiempo que dedica a ello y que con su generosidad, pone en valor la alta formación académica de la que hace gala.

      Enhorabuena. Le ruego y animo a que persista en tan encomiable tarea que enriquece culturalmente a sus lectores, expresándole especialmente mi agradecimiento y la más atenta consideración.
      gonzalo

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