¿Por qué me gusta....BILBAO?


Siempre que puedo me escapo a Bilbao, cualquier excusa es buena y si no, simplemente salir de tapeo por la Plaza Nueva ya es una buena razón. Una buena amiga dice que las ciudades atravesadas por un río son muy bonitas y es cierto que el Nervión, aunque se trata de una ría, se convierte en Bilbao en una especie de columna vertebral que parte la ciudad en dos. Por un lado las siete calles y por otro el ensanche. El Bilbao antiguo y el Bilbao moderno.
Esta ciudad que siempre vivió a la sombra, floreció hace unos años y se adelantó a los tiempos haciendo uso de una palabra que será fundamental en el siglo XXI: REINVENCIÓN. Bilbao se reinventó ya en el siglo XX y fue de las primeras que buscó alternativas a una situación económica deprimente, no se sentó a esperar, se puso en pie empezó a caminar y yo diría que ahora corre.
¿Qué ver en Bilbao? es una pregunta extraña porqué no se trata de ver, se trata de dejarse llevar por la ciudad, más allá del Guggenheim, ofrece rincones fascinantes y simplemente el paseo en el tranvía que la atraviesa y la comunica ya es una grata experiencia. Los bilbaínos aprovechan el mínimo rayito de sol para lanzarse a la calle y aunque se pueda pensar que por su climatología estamos ante una ciudad gris, en realidad a mí más que gris me parece plata, salpicada de colores que nos sorprenden en cualquier rincón.
Las siete calles son un ejemplo de como hacer encantador el pequeño comercio y en el ensanche perviven maravillosos edificios de diferentes estilos arquitectónicos y otros como La Alhóndiga se reinventan, se automodifican y se reconvierten para uso y disfrute principalmente de los ciudadanos de Bilbao y de paso de algún que otro turista despistado.

Tal vez ahí radica la esencia, Bilbao se ha reinventado para sus ciudadanos, los demás pasamos por ahí y es que más allá de que el Guggenheim ya es un buen motivo para visitar la ciudad, Bilbao en si misma es una estupenda razón

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