Entre 1656 y 1667 Bernini construyó la columnata exterior de San Pedro del
Vaticano que vino a ser la culminación del encuentro entre poder y prestigio
terrenal y de ultratumba. En el centro de esta plaza oval con columnas o Piazza Oblicua se encuentra el obelisco egipcio que el prefecto Caius
Cornelius Gallus había traído en el año 37 del Foro Juliano de Alejandría para
adornar el centro de la espina del circo de Calígula.
Una de las intervenciones urbanísticas de Sixto V (1585-1590) fue mover
numerosos obeliscos egipcios de sus antigua ubicaciones romanas a otras nuevas,
realzando así los ejes de su plan urbano y estableciendo nuevos puntos focales
en al ciudad. El trabajo de reubicación del obelisco que hoy vemos en la plaza
de San Pedro fue encargado al arquitecto Domenico Fontana. La tarea duró desde
el 30 de abril al 14 de septiembre de 1586. Fueron necesarios 800 hombres, 140
caballos y 40 montacargas. Fontana describió todo el proceso en un libro que
publicó en 1589. En la ceremonia de inauguración sonaron las campanas de todas
las iglesias de Roma y sonó música de Palestrina. El obelisco, montado sobre
las garras de cuatro leones de bronce, dispuestos en los ángulos de un pedestal
de elevado plinto, se constituyó en un auténtico emblema del Vaticano y también
de la Iglesia, pues había presidido el circo donde tantos primitivos
cristianos, entre ellos San Pedro, habían sufrido el martirio durante el
reinado de Nerón.
Música de Giovanni Pierluigi da
Palestrina (Palestrina, 1525 – Roma, 1594) en:
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